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La pesca del dentón en la península Ibérica. PDF Imprimir E-Mail
Escrito por Jeromo   
miércoles, 24 de septiembre de 2008

Artículo escrito por Nuno Días y traducido por Jerónimo Alvarez.

De los diversos pargos que he pescado y de los que tenemos en nuestro litoral ibérico, escogí el Dentón (Dentex dentex) como sujeto de este artículo pues es al que he dedicado gran parte de mis jornadas de pesca veraniegas en Portugal, la vecina España y Marruecos.

Pasión que llevo a cabo ya desde hace algunos años, cuando atrapé el primero en el lado de fuera del peñón D. Fernando, a escasos 13 metros de profundidad. Andaba haciendo esperas a una Dorada desinteresada que nadaba tranquilamente en medio de unos sargos, cuando de repente, salida de la nada entra aquella figura de aire amenazador directamente hacia mi. Medio asustado apunté mi Marlin (el saludable Cavallero de nombre"Cristina, el arma asesina", como le apellidábamos cuando tenía 16 años) y disparé. La arrancada fue fuerte pero breve. Lo atrapé y me abracé a él. Ya nadie me iba a quitar aquel Dentón, que a pesar de estar mordiéndome furiosamente el pulgar ni por esas lo soltaba. Más tarde en la balanza pesó 5,5Kgs y mi Madre me llegó a preguntar si lo podía cocinar o si yo quería continuar mirándolo durante una hora más!!!

Huidizo, cuidadoso, perspicaz, rápido, potente y con una desconfianza que únicamente a él reconozco, así es el Dentón. Con todas estas cualidades, es de hecho uno de los adversarios más complicados e interesantes de capturar cuando nos sumergimos. Pocos son los relatos de capturas casuales o fugaces, pues en el caso particular de esta especie la suerte deja de ser un factor predominante y únicamente la experiencia y persistencia hacen posible su captura. La profundidad es sin duda el denominador común en la caza del Dentón, pues este frecuenta habitualmente aguas con fondos superiores a 15 metros, hecho por el cual el perfeccionamiento de la pesca profunda y la preparación fisica y mental desempeñan un papel importante.

El pescador submarino será capaz de prolongar su apnea a base de entrenamiento y de muchas horas de pesca, aunque cuando se llega a un límite personal, se inicia un proceso de refinamiento y perfeccionamiento de la técnica en sí. La forma de efectuar el "golpe de riñón", el movimiento de las aletas, la acuaticidad y la hidrodinámica e incluso la capacidad de mantener una buena disposición y optimismo durante las inmersiones, son sólo algunos de los factores imprescindibles para minimizar esfuerzos y reducir el consumo de oxígeno, consiguiéndose así preciosos segundos de apnea que naturalmente aumentarán nuestro margen de seguridad. Pero además para evolucionar en la caza del Dentón, es necesario dedicarle algún tiempo y exclusividad para conocer los fondos que frecuenta y donde acostumbra cazar, sus costumbres y reacciones ante el cazador así como las horas más frecuentes para avistarlos, entre otros factores.

Cuantos más encuentros acumulemos con este espárido, más posibilidades tendremos para su evaluación y, más adelante, capturarlos con técnica depurada.

El Dentón pertenece al orden de los pesciformes y tiene, como ya hemos indicado, el nombre científico de "Dentex dentex". Es un espárido como el sargo, la dorada o la salpa. De su estructura corporal destaca su enorme cabeza en un cuerpo ovalado y robusto, terminado en una potente aleta caudal. De color ligeramente rosado, posee tonos dorados en ambos opérculos de donde, en algunas zonas, proviene el nombre de "Dorado". En los ejemplares más viejos destaca una zona color castaño oscuro por debajo de la cual se insertan los ojos y que se prolonga por el dorso.

Su masa muscular está bien desarrollada, de ahí la enorme facilidad con la que arranca y nada, en ocasiones, durante largas distancias confiriéndole un carácter de resistencia propio. Posee una aleta dorsal comprimida que llega casi hasta su potente aleta caudal, con una ramificación de 12 o 13 espinas. Esta dorsal y la caudal junto a una pequeña aleta ventral y una corta anal forman el conjunto que sumado a sus grandes escamas le confieren la potencia y velocidad antes comentadas.

El nombre de Dentón le viene de los ocho grandes caninos que posee, cuatro en la mandíbula superior y otros cuatro en la inferior. La boca en si tiene un buen tamaño rodeada de unos labios duros y carnosos, y una mandíbula con un aspecto prominente y voraz, dándole una apariencia de cazador incansable. En lo que respecta a su talla, puede llegar a alcanzar más de un metro de longitud y cerca de 20 Kg, aunque el peso habitual de capturas se sitúa entre los 3 y 6 Kg, y los ejemplares con más de 10 Kg ya son raros. Se pueden encontrar desde las islas Británicas hasta el Cabo Blanco, en Mauritania, en Senegal, en las Canarias y en Madeira. Es más común en España, en el norte de Africa y en todo el Mediterráneo. Este pargo pasa la mayor parte de su vida a una profundidad comprendida entre los 15 y los 25 metros de profundidad, siendo ocasional el encontrarlos casi en seco en la época de reproducción o cazando a su presa favorita, el pulpo!!.

Pueden alcanzar profundidades de 200 metros en busca de una temperatura constante, pues muestran predilección por las aguas templadas, sufriendo bastante con las variaciones de temperatura y llegando a desaparecer por completo de determinadas zonas que sufran grandes variaciones de la misma. En general los encontraremos en zonas que alternen arena y piedra, en petones y viseras con grijo en el fondo y a buena profundidad, en la base de los bajos hacia afuera y en las praderas de posidonia. Y, en la mayor parte de los casos, en zonas con algo de corriente y allí donde se concentran cardúmenes de pequeños peces como las castañuelas, uno de los alimentos favoritos de este Pargo.

(N. del T.: Las castañuelas son unos pequeños peces presentes en el Mediterráneo).

Encontrar estas zonas de paso y permanencia es una tarea dura que puede llevar muchas horas y días de búsqueda y observación. Sin embargo, también pueden surgir como fruto de una agradable casualidad. Una sonda y el GPS con los cuales estemos familiarizados son una preciosa ayuda pues, tal como sucede con las doradas, es posible encontrarlos en la misma zona durante días, meses e incluso año tras año.

Aparecen en la primavera para reproducirse, y cuando nacen ya poseen un tamaño considerable y son completamente autosuficientes, evidenciando desde pequeños ese espíritu depredador y voraz que los caracteriza. Su tasa de crecimiento es elevada debido a la cantidad de alimento que consumen y cuando llega el invierno se dirigen hacia aguas más profundas.

Por lo general, la pesca de este espárido se realiza a cotas profundas. Ya lo indiqué antes y lo recuerdo ahora de nuevo: las elevadas cotas de profundidad a las que se caza este magnífico trofeo son aquellas en las que acontecen los accidentes mortales como el síncope o "muerte de los 7 metros" (N. del T.: Esta acertada definición del síncope no la había escuchado nunca), debido a la elevada duración requerida para las esperas.

En estas situaciones aconsejo vívamente la presencia de un compañero del mismo nivel. En mi opinión esto es esencial, pues ya he tenido algún "apagón" y si no me quedé en el sitio fue gracias a la rápida actuación de mi compañero de pesca.

También es recomendable el uso del péndulo o del cinturón zafable, siempre con unos cuantos metros de monofilamento transparente que los una al cabo de la boya para, de esta forma, evitar el asustar a los dentones.

La forma más común de pescarlos es a la espera en la que es imprescindible mantener la calma hasta el último segundo para efectuar un disparo certero en el momento adecuado. Esta técnica comienza en la superficie, donde conviene que el bote se desplace lo más en silencio posible y que se apague el motor poco antes de llegar a la zona elegida. Asimismo, la sombra del barco o el cabo con la cadena y el rezón, pueden llegar a ahuyentarlos.

Un "golpe de riñón" silencioso retirando el tubo de la boca para sacar el aire que allí permanece y un descenso controlado de ritmo lento, abriendo ligeramente las aletas para reducir la velocidad, siempre con el fusil pegado al cuerpo, son esenciales. Al llegar al fondo, la ocultación del pescador deberá ser parcial, pues esto despierta la curiosidad del dentón y sin embargo la inmovilidad será la regla de oro a seguir. Por experiencia, un ligero y lento recular los hará sentirse más confiados pues les transmitimos la sensación de miedo que, en ocasiones, hace entrar a los más decididos.

Hemos de mantener el fusil apuntando a la zona por donde creamos que nos entrarán los pargos y en caso de que tuviésemos que corregir su trayectoria, es aconsejable que se haga de forma tranquila y sin movimientos bruscos. Cuando un dentón aparece en nuestro campo de visión, lo hace con mucha precaución y desconfianza, aunque en ocasiones su curiosidad le vence y se aproxima para satisfacerla. En esa pequeña fracción de tiempo en la que entra así, lo hace para huir de inmediato pues, una vez satisfecha su breve curiosidad, el tiro se vuelve más difícil y excesivamente preciso. Cuando éste se efectúe, ha de apuntarse a la zona de la cabeza y cuando el pez se aproxime de frente, pues si disparamos cuando nos ofrezca su perfil por lo general fallaremos o le acertaremos en la barriga. Excuso decir que el arranque del dentón es explosivo y cuando se siente herido se vuelve más violento incluso, rasgándose con facilidad si está mal arponeado.

Después de darle, hay que correr hacia el pez e intentar agarrarlo para evitar que se desgarre. Pasarlo hacia el hilo y subir con el arpón también ayuda pero siempre es mejor ascender ya con el. Cuidado al agarrarlo pues no se hacen mucho de rogar para mordernos y lo harán si pueden, os lo garantizo, pues aprendí esta lección en carne propia con el primer dentón que capturé. LLegué a la superficie con un buen dentón y unos trozos de carne menos!!.

Para las esperas el fusil que más utilizo mide 1,20m con tubo de carbono y guía integral, arpón de 7 mm rodeado de fibra de carbono y de 1,70m de longitud con la aletilla de 9 cm invertida y dos gomas de 16mm. Las aletas de carbono son obligadas por la profundidad y la máscara con volumen interno reducido aunque con un razonable campo de visión pues se ha de evitar mover la cabeza constantemente. La chaqueta del traje es de 6,5mm, los escarpines de 3mm y en ocasiones utilizo también un pantalón de 3mm. En cuanto al lastre, pesco con 3 Kg en la cintura y 4 Kg de lastre zafable que abandono normalmente a los 15 m siguiendo sin el mismo hacia el fondo.

Ocasionalmente también se le captura en la espuma, junto a petones o viseras donde su alimento abunde, sobre todo en el Atlántico. En este caso se encontrarán muy inquietos y en alerta, pues están fuera de su habitat natural y huirán rápidamente al apercibirse de nuestra presencia. Apuntar en estas situaciones es prácticamente imposible y la mejor forma de capturarlos es a la profundidad que nos permita una caída, suave y precisa, seguida de un tiro rápido e instintivo pues no tendremos la oportunidad de colocarnos y asentarnos para el mismo. Cabe indicar que el dentón también se encueva y en general en agujeros con más de una salida, manteniéndose en ocasiones enrocado en cuanto inspeccionamos el agujero y arrancando hacia el fondo en cuanto subimos. Aquí la oportunidad de disparo se da por lo general a la primera y no pensemos en ascender para tenerlo mejor a tiro en una segunda visita al agujero, pues a buen seguro que lo encontraremos vacío en cuanto nos asomemos de nuevo.

El dentón es una pieza de pesca fantástica y es protagonista de excelentes lances de caza en tonos azul oscuro y profundo, en una lucha clásica entre presa y cazador que exige profundidad, excelente forma física y una buena experiencia.

Recordad que no existe pez alguno que valga una vida y que la belleza de la pesca submarina está en volver a contar la historia de un dentón u otro pez cualquera en una mesa llena de amigos y familia al calor de un buen convite.

 

 
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