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La pesca de la dorada. PDF Imprimir E-Mail
Escrito por Jerónimo   
lunes, 15 de septiembre de 2008

Artículo de Nuno Dias.

Traducido por Jerónimo Alvarez.

 

Este texto expresa opiniones que resultan de la experiencia que fui adquiriendo con los años de caza de este formidable pez.

No obstante, lo que para mi resulta válido, bien puede no serlo para otros.

Espero que el artículo agrade a todos y sobre todo sea de ayuda a aquellos que en raras ocasiones o nunca hayan capturado una dorada.

 

 

La Pesca de la Dorada

 
   
  

 

  La Dorada
 
     
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 Es un pez perciforme de la familia de los Espáridos (Sparidae), pariente del sargo y del dentón, con los cuales asemeja su aspecto.

De su nombre científico "Sparus aurata", el apellido deviene de una franja corta, color dorado, que presenta entre los ojos, franja que palidece cuando la dorada muere. Posee un cuerpo alto con una cabeza redondeada y ojos insertados por encima de la línea media de la misma. De cada lado, más atrás del opérculo y bien por encima de las aletas pectorales aparece una típica marca negra. 

 

 Puede encontrarse en el Atlántico, Mediterráneo y en el Mar Negro, frecuentando aguas relativamente poco profundas, de fondo arenoso, campos de laminarias o bloques de piedra desnuda, aunque los ejemplares de mayor porte prefieran las aglomeraciones de roca grande con agujeros más espaciosos, entre 15 a 18 metros de fondo. Durante el Invierno se dirige hacia aguas más profundas, pues es en esta altura del año cuando se reproducen. 

  Peden alcanzar grandes tallas
 
     
   
     

 

  La dorada muestra preferencia por zonas de agua salobre como la desembocadura de algunos ríos, albuferas y lagunas costeras, pues es ahí dónde abundan sus alimentos favoritos, tales como almejas y ostras, sin embargo las zonas donde proliferan los percebes y el mejillón también forman parte de su itinerario, pues este espárido se alimenta de moluscos y crustáceos. Como reza el dicho, por la boca muere el pez y la Dorada no rehuye esta regla, siendo sus restos alimenticios un bueno indicio de su presencia o tránsito.

Si el mar se presenta calmo durante algún tiempo y aparecen restos de cáscaras de moluscos trituradas y esparcidas por las algas y piedras, es muy probable que hayan frecuentado la zona. El toparnos con pequeños montoncitos de esos desechos, a veces cubiertos con una secreción averdosada, es señal de que las doradas andan por allí (esta situación es rara, pero posible!!). Ante este escenario convienen fijar la zona, pues cuando las Doradas aparecen en determinados lugares lo hacen regularmente, año tras año...con algunas excepciones, está claro!!!.

Después de localizarlas la mejor forma de cazarlas es al agujero o en la rompiente, pues cuando se encuentran en aguas libres su pesca se convierte en una tarea más difícil... en este caso un fusil de 90 cm, o uno de 100, con guía integral y gomas circulares de 18 mm, para un arpón de 6,5 mm, son apropiados pues proporcionan manejabilidad y tiros certeros y rápidos. Hay que tener en cuenta que en esta situación la visibilidad limitará el tamaño del arma a utilizar.

Cuando se alimenta en la espuma se encuentra distraida, ofreciendo una buena oportunidad al cazador. 

  Una buena Dorada
 
 
 

 

Es esencial una aproximación silenciosa y calmada, sin movimientos bruscos, pues si se asusta arranca con fuerza y rapidez, pudiendo sin embargo volver a investigar al pescador. En esta situación conviene mantener la calma y tirar a la primera oportunidad!!.

Aquí con el fusil de 90 cm o uno de 75 cm tengo hecho la mayor parte de mis capturas, pues son manejables y se adaptan bien a la falta de visibilidad en este ambiente. No está de más añadir que un poco más de lastre ayuda bastante a inmovilizarse frente a la fuerza del mar en estas situaciones.

Cuando la dorada enroca, ofrece entonces mejores posibilidades de captura. Al agujero el arma ideal será la de 75 cm, aunque ya las haya capturado enrocadas con armas de 60 cm o hasta de 100cm, siendo el tamaño y amplitud del agujero los que dictan el tamaño del arma a usar.

El acercamiento al agujero debe ser cuidadoso, particularmente si el pez agita nerviosamente su aleta caudal, mostrándose inquieto. Conviene no olvidar la linterna pues en agujeros con más de un ejemplar se torna indispensable. Tras algunos disparos las doradas se internan más en el agujero, haciendo cada vez más difícil su localización. En estos casos, conviene tirar siempre primero a la del medio y nunca a las de los extremos; la misma regla vale para la linterna. El tiro ideal en todas las situaciones será en la zona de la cabeza y en el caso de agujeros con más de un ejemplar el uso de un tridente o pentadente ayuda mucho, pues imoviliza al pez evitando que los otros se asusten y que se enturbie el agujero, haciéndolo impracticable.

La dorada es un pez que se debate con fuerza, no siendo difícil que pueda desgarrarse en caso de ser mal arponeada.

En mis experiencias con este pez he verificado que la mejor hora para cazarlas se presenta al final de la tarde, en los meses que van desde la primavera a primeros del otoño, aunque podamos encontrarnos con alguna a lo largo de todo el año.

Recordando siempre que no hay pez que valga una vida, la dorada no precisa de grandes apneas pues frecuenta aguas relativamente bajas, evitando accidentes innecesarios.

De alto valor gastronómico y no menos agradable al paladar, es ideal para hacerla a la sal, proporcionando un apetecible plato en compañía después de los buenos instantes de caza!!

Saludos y buenas pescas...

 
   

 

 

 
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