Jeromo
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Salida de ayer tarde - noche. - 2008/04/16 21:44
Ayer quedé con Jano, además de un gran amigo y excelente persona, un estupendo pescador que hace de lanchero para Bustelo (y que a veces le moja la oreja ).
Quedamos bastante tarde, pues su trabajo no le permitÃa quedar primero. Asà que, habiendo decidido el dÃa anterior tirarnos al resguardo del nordeste en la parte derecha de Oleiros, nos juntamos en su casa y desde allà nos fuimos en mi coche.
Antes estuve hablando con sus padres (ENCANTADORES) y me enseñaron con orgullo la plancha de pesca que estuvo manufacturando durante varias semanas. Bustelo me habÃa comentado telefónicamente que era desmesurada en tamaño, pero que pesaba tan poco que el viento se la llevarÃa.
Pues, de eso NADA. Un trabajo que espero nos cuente por aquà y podamos poner fotos, porque tiene detalles muy bien pensados y a primera vista le faltan muy pocos retoques. Está hecha con poliestireno expandido (que no pesa ná!!) y tiene hasta un compartimento para llevar el utillaje y/o el pescado ya en el agua (un tambucho, vamos).
Ya nos estábamos cambiando cuando veo, con horror (pues ya eran las 7:10 de la tarde) que me falta el tubo.
Menos mal que la playa está al lado mismo del pueblo de Jano y se acercó a casa de un amigo a buscar un tubo que le habÃa prestado.
Salvada la situación, nos echamos al agua a las 7:30 h. Estado de la mar: marejadilla; Viento: flojo de nordeste; Temperatura del agua: 12 grados (brrrrr!!!); ganas de mear: todavÃa no.
Al entrar descubro que el pegado del chicle no me ha quedado del todo estanco por la axila izquierda y me entran chorritos que cortan como cuchillos. Pero qué es eso para un tipo duro como yo, eh? Nada. Se me encojen un poco las pelotas y andando.
Jano entra detrás de mi y comprobamos que la plancha se desliza que te cagas. Y además pesa menos que una boya al arrastrarla. Como contratiempo, le ha entrado algo de agua en el tambucho, pero no ofrece ninguna resistencia al avance.
Empezamos con la acción de caza a poca agua y nos encontramos con un entorno mortecino de partÃculas en suspensión, agua lechosa y ausencia de vida. Además, el agua está tan frÃa que me duele la cara.
Discurrimos paralelos y me dejo caer sobre un bajo que se adivina en la penumbra. Ooopss... pintaco a la vista. Paso por encima del pez y me giro en redondo apuntando al sitio por dónde ha desaparecido. Y como sé de su curiosidad, asoma la cabecita para echarme un vistacito y recibir un varillazo de aúpa. Pinto al cinto y Jano preguntándome si ya he envarillado a la primera lubina. Le enseño el pinto y se tranquiliza.
Mientras cargo el fusil veo que Jano se ha alejado bastante, pero se le ve muy bien pues la plancha destaca mucho a pesar de no llevar banderÃn. Ya nos estamos moviendo en un fondo de entre 8 y 11 metros con la mar congelada!!. Veo alguna mojarra solitaria y al llegar a una zona de agua más clara y de cortes preciosos descubro más vida. Eso sÃ, toda de parvulario.
Subo y controlo la posición de Jano. Se ha alejado un poco más pero todavÃa nos comunicamos bien a voces (desde luego la pared de Oleiros tiene una sonoridad a esas horas que ni la Scala de Milán).
Paso de seguir picando a agua y me dirijo a la orilla. Me cruzo con Jano, que tampoco ha visto posibilidades por fuera y me dice que ha matado a un sargo "naciendo".
En la orilla el agua vuelve a tornarse turbia pero sin tanta partÃcula en suspensión. Y me encuentro con un fondo de bolos molón para emboscadas. Voy alternando acechos con esperas y veo algo de movimiento "ragatanga"
Ensaladas de muiles, sargos medianitos y lábridos variados me rodean. Pero, a pesar de que tiro de la técnica made in Pachinsub, lo único que me entra es algún mújol cabezón pero sin compañÃa de lubina.
En una de estas, veo una sombra junto al vértice superior derecho de mi gafa. Se me dispara el instinto arácnido (bueno, ese no, que sólo lo utilizo para el sexo ) y me giro con el fusil atrás. Biennnn, un hermoso abadejo. Tamaño "fritada mami-peque". Se desplaza lentamente y yo procuro no enseñarle la puntita del arpón hasta que se pone de frente y yo se la puedo poner en la frente.
Tiro fácil y abadejito para el cintito.
Miro la hora y son las 21:14. Ya no se ve ni pa' cagar!!. Le pego una voz a Jano y pongo proa a tierra, aunque alternando bajaditas contÃnuas. Sargos entre los bolos, pero ninguno gordo y solo.
Salgo como un señor y mientras Jano llega limpio el pescadito.
Una vez que arriba el señor Jano, le echo una mano para sacar la plancha y ahà le descubro un fallito. El agua que le ha entrado en el tambucho pesa como un demonio y cuesta atracarla en tierra. Eso en un dÃa con mar, puede resultar peligroso.
Subimos las escaleras de Oleiros (cojonudas para activar la circulación sanguÃnea y/o provocar un infarto de cojones) y ya nos cambiamos al amparo de la luna.
Conclusión: mal, por la ausencia alarmante de pescado y bien porque las pruebas de material y fÃsicas (el training invernal da sus frutos) han resultado satisfactorias.
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