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No tienen matrícula, ni están censadas, carecen de licencias y son, por tanto, clandestinas, en ocasiones hasta robadas. Generalmente las utilizan para la pesca de inmaduros en las playas malagueñas. En lo que va de año Inspección Pesquera ha intervenido 47 embarcaciones de este tipo y 1.439 artes ilegales (alcatruces para pescar pulpos principalmente, pulperas o trasmallos) -más del triple que en el mismo periodo del año pasado-.
Normalmente, esta tradición, conocida popularmente como ´boliches´ se sigue desarrollando en El Palo y en el Bulto, dos barrios de la capital muy ligados al mar y a la pesca. "Todavía hay un reducto de personas (muy pocas y siempre las mismas) dedicadas marginalmente a esto de forma ilegal, que se resiste a abandonar la actividad por las fuertes ganancias que ofrece, son personas relacionadas con el mundo marginal de la droga y que conocen el mercado negro que gira en torno a esta actividad, porque aún hay chiringuitos que los venden, y porque aun hay personas irresponsables que los demandan", señala Frápolli. Para erradicarlos, o al menos frenarlos, la Inspección Pesquera trabaja de forma coordinada con la Subdelegación de Gobierno en Málaga, a través de las distintas unidades de la Guardia Civil (Servicio Marítimo, Seprona y UVIL) que vigilan el litoral tanto en la costa como en alta mar, donde no pocas veces sorprenden a estos pescadores furtivos.
Así, en los últimos diez años (y hasta julio de 2008) se han intervenido cerca de 700 embarcaciones y se han descubierto y decomisado 10.280 artes de pesca prohibidas.
Colaboración. "Muchas personas piensan que ellas, como consumidores, no pueden hacer nada, porque el pescado ya está muerto, pero si rechazara el consumo de estos peces, contribuiría a erradicar este problema que se agrava, notablemente, durante los meses de verano", demanda Frápolli. |