Boda a dos atmósferas
Escrito por Administrator   
viernes, 28 de septiembre de 2007
Cuando Ian Moore y Teresa Wood decidieron casarse no buscaron un organizador de bodas. No. Acudieron a un centro de buceo. Los propietarios de Myrman.sub, Alberto y Javier Mirayo, no podían creer lo que les estaban pidiendo: ¡una boda submarina!
 
 EIVISSA | MARTA TORRES Así, el lunes a mediodía la pareja, que lleva 25 años de convivencia, vivió la boda de sus sueños. A dos atmósferas de presión y con los invitados en remojo. De los 26 amigos y familiares que acudieron al enlace, 15 eran buceadores, así que vivieron el emotivo momento cerca de la pareja. Los once restantes siguieron la ceremonia desde unos metros más arriba y respirando a través de un snorkel. Todos iban vestidos para la ocasión. Algunos, incluso se pusieron traje y corbaja bajo las botellas de oxígeno o improvisaron una pajarita con las aletas para la celebración de la boda formal que había tenido lugar unos días antes en el juzgado. «Pero esta es nuestra boda de verdad», apunta la novia.

Ian y Teresa, británicos afincados en la isla desde hace años y aficionados al buceo, cuidaron cada detalle. Ella llevaba un vestido blanco, una corona de flores y el tradicional velo. Además, al finalizar el acto, lanzó al agua el ramo, que cogió su sobrina, Annie. «Volaba como a cámara lenta», explican Teresa y Alberto, el fotógrafo. Como no podían pronunciar el típico «sí quiero», los contrayentes firmaron unas tablas en las que habían escrito los votos matrimoniales.

Un amigo de la pareja dirigió la ceremonia, en la que se intercambiaron unos anillos con un caracol marino. El padrino de la boda fue Luke, el hijo de la pareja. «Siempre habíamos hecho broma sobre que nos casaríamos cuando nuestro hijo pudiera ser el padrino», apunta.

Como en cualquier otra boda sufrieron un poco hasta el final. Temían que el mal tiempo arruinara la jornada y, además, en el último momento tuvieron que buscar un barco que les llevara hasta la zona Oeste de sa Conillera que los novios y Ángela Alberro, de Orcasub, y Juan Carretero, de Ibiza Diving College, habían escogido para el enlace. «Suerte que Joan Torres nos dejó una barca en el último momento», explica emocionada Teresa, que recuerda que durante el trayecto en barco hasta aguas del islote se cruzaron con un grupo de delfines.

Al acabar la ceremonia hubo beso. Y hasta arroz. Los invitados lo habían llevado en unas bolsitas y lo hicieron volar sobre los novios ayudados por las burbujas de oxígeno de sus botellas. «Era como estar en una de esas bolas de cristal que tienen nieve y se mueve cuando las vuelcas», explica la recién casada.
La fiesta continuó con un pequeño brindis «pero ya fuera del agua», puntualiza. Ahora sólo le falta ver el vídeo de la boda. Y la luna de miel, que seguramente será en Marrakesh.
 
Fuente:http://www.diariodeibiza.es/